Hola compañeros, soy Luis Di Stefano. Muchos ya me conocen por mis escritos o por mi militancia en el campo social. Hoy vengo a exponer una idea que creo, y estoy convencido, está germinando en el pensamiento de muchos militantes. No encuentro otra manera de plasmar mi sentir más que haciendo propias las ideas que, según mi razonamiento, empiezan a florecer en nuestros dirigentes sociales. Sin ser un líder natural y solo a modo de practicidad, he tomado hoy prestado el bastón de mariscal solo para plasmar mis ideas que creo están germinando en el pensamiento de nuestros conductores sociales.
El desgaste natural de nuestros líderes políticos tradicionales ha dado paso a la despolarización de ideas y esta debilidad de las ideas ha allanado el camino para la colonización ideológica del libre mercado, carente de humanismo y, por ende, de solidaridad colectiva.
Este poder, que no es nuevo, ha logrado disfrazarse con pieles de hombres carentes de ideas colectivas, hombres que en su espíritu ideológico no conciben a otros hombres como parte de un todo al que pertenecen. Por el contrario, estos enajenados de su humanidad aplican el pensamiento a la defensa de ideas ajenas a la esencia del ser humano.
Este poder pretende dejar atrás las luchas y las reivindicaciones del pueblo obrero y pretende presentarse ante el mundo como el gran democratizador libertario de nuestro pueblo, pero esto no es así.
No se puede tomar a la clase obrera y a los desocupados como algo que sobra o que es secundario en nuestra nación. No se puede mirar a un país como una empresa en la que la reducción de costos sea la religión que prima. En una nación, el pueblo está primero y la economía está al servicio de este.
La legitimidad de quien hoy nos gobierna no viene dada de la aprobación del pueblo a quien pretende gobernar, sino que la legitimidad la encuentra en los grupos financieros, económicos e industriales que buscan provecho para sí mismos en nuestra tierra.
Estamos en un punto en el que el pueblo se encuentra buscando un pretexto para levantarse. No queremos ser nosotros, los trabajadores, ese pretexto, tampoco queremos que el gobierno lo sea. Nuestra intención es generar la fuerza necesaria de empuje que lleve a la razón de nuestros gobernantes en las decisiones que son sensibles para nuestro pueblo.
Estamos conscientes también de que nuestro pueblo espera de los movimientos obreros y de los movimientos sociales ese compromiso de llevar paz y razón al seno de la conducción política y de nuestros gobernantes. Pero es menester de quienes conducen la nación escuchar nuestras voces y no hacer caso omiso a las necesidades del pueblo.
Aquí estaremos firmes, como la voz de la conciencia, exponiendo nuestras necesidades y las necesidades del pueblo en su conjunto hasta que estas sean cubiertas por la clase gobernante o hasta que el pueblo haga tronar el escarmiento.
No es nuestra intención retomar la senda de la historia inmediata o revivir los momentos de angustia del pueblo argentino, pero si quienes gobiernan no escuchan nuestros reclamos, entonces, cuando el pueblo argentino, agobiado por las desigualdades sociales, retome las banderas de la lucha y la resistencia, entonces estaremos todos juntos defendiendo lo que es del pueblo, lo que nos pertenece por esencia, por herencia y por pertenencia a esta tierra.
Es todo, compañeros. A seguir defendiendo lo nuestro y a trabajar día a día por la justicia social.
Saludo Atte. Cro. Luis Di Stefano